La salud y la enfermedad cuántica.

Conceptos de física cuántica.
Por el Dr. Juan A. Mussa

Aplicando los conceptos de la física cuántica, podemos interpretar las características fundamentales que diferencian la biológico de lo no biológico. Este concepto lo denominamos POSICIÓN TEMPORO-ESPACIAL, que explica además la capacidad funcional, en sistemas, de los seres vivos. Su desviación desencadena las alteraciones funcionales y/o estructurales que se manifiestan como ENFERMEDAD.

Posición TEMPORO-ESPACIAL de los substratos

El concepto espacio-tiempo, que diferencia los substratos biológicos de la materia no biológica, genera un nuevo enfoque en la interpretación de las estructuras.
Aplicando la concepción desarrollada por Stephen Hawcking, el tiempo podría tener su principio en el Big Bang, pero se extiende con proyección hacia el infinito. Los fenómenos (biológicos y no biológicos) solo transcurre sobre la línea del tiempo.
Representaremos esquemáticamente la salud y la enfermedad. Proyectándolo, el conjunto del tiempo, sobre el eje horizontal, en cuya línea transcurre la manifestación física del objeto de nuestra investigación; (átomo, molécula, individuo, etc.), en adelante llamado "observable ".

El observable,

Se ubica en el "punto de referencia", lo que permite determinar dos sectores sobre la línea del tiempo: el pasado hacia la izquierda y el futuro hacia la derecha (sí se nos permite inferir que el tiempo avanza de izquierda a derecha).

(Entendemos por observable cada serie de datos experimentales que pueden ser transcriptos a una descripción teórica correspondiente a un objeto y su probable realización).

Otra variable que consideramos es el espacio; todo aquello que ocupa espacio tiene masa, según la concepción de A. Einsten, la masa es energía concentrada y la energía es masa en expansión, por lo tanto todo aquello existente en el universo, puede interpretarse dentro de esta polaridad expresando su propensión a la masa (por ejemplo una roca) o la energía (el fuego, el calor).
En esta relación masa-energía, del observable, se establecen dos concepciones opuestas y complementarias:
a) Tendencia a la inercia; que le imprime su condición de masa y que es variable para cada elemento, sustancia o cuerpo.
b) Tendencia a la liberación o perdida de energía; a lo que denominamos "entropía" (magnitud termodinámica que indica el orden o desorden molecular).

Cada observable posee una propiedad que le permite orientar sus campos de energía en relación a estos parámetros y que por ello manifiesta una cualidad que permite relacionarse con su entorno.
En este esquema el observable puede ser catalogado según la ubicación de su eje energético, respecto a los parámetros témporo-espaciales.
De acuerdo a la posición del eje cuántico, con relación a las coordenadas descriptas, será el grado de libertad. Y el grado de libertad, determina la capacidad o libertad de acción.
Si el observable tiene una gran tendencia a la inercia, su eje energético estará orientado hacia la variable inercia, y su masa tendrá preponderancia sobre el componente energético. El átomo de la figura, por ejemplo, pertenece al reino mineral (su eje temporo-espacial se orienta hacia la inercia y el pasado es decir que predomina la masa y el paso del tiempo es más lento en referencia a las estructuras biológicas).
Este mismo átomo puede modificar su grado de libertad por el efecto de acciones externas (radiación por ejemplo); entonces su eje energético se deslizaría vertiginosamente hacia la entropía, por que su posibilidad de liberar energía habría aumentado, y su orientación será ahora, tendiente a la entropía y hacia el futuro, su vida media es mas corta.

Lo expresado aquí para un elemento, es valido también para conjuntos de ellos, (moléculas, tejidos, células, etc.), cuyo eje energético será la resultante de la suma relativa de los ejes de sus componentes.
Esta afirmación no es taxativa, pues no todos los átomos tiene la misma "persistencia" o dominancia, es decir que algunos tienen mayor resistencia al efecto de cambio y su posición temporo-espacial domina sobre la de otros átomos más "débiles", maleables o recesivos.
Al mismo criterio se aplica para la variable tiempo. Un observable, puede tener orientado su eje energético, con mayor o menor tendencia, hacia el futuro, o hacia el pasado, en cuyo caso, estará directamente relacionado con su propensión a envejecer o a permanecer estable en el tiempo.
Un átomo perteneciente al reino mineral es mucho más estable en el tiempo que el que participa de la actividad biológica o del que emite radiaciones, cuya vida media es relativamente corta.

Posición temporo-espacial del sustrato biológico

Bien sabemos que no todo átomo de la naturaleza puede formar parte de las estructuras biológicas. La Energía Vida no ejerce su efecto en todos los elementos por igual; por ello no podemos alimentarnos con tierra, arena o madera, a pesar de que allí existen todos los átomos necesarios para la actividad biológica (C, H, O, N). Para que un átomo pueda participar de la actividad biológica, debe cumplir determinados requisitos respecto a la posición temporo-espacial de su eje energético.
En términos generales la tendencia debe estar ubicada entre la variable entropía y hacia el futuro, ya que la vida significa movimiento, intercambia y liberación de energía, avance hacia el futuro. No existe la vida estática.

Para que un átomo participe de la actividad biológica respondiendo a las cualidades de la Energía Vida, debe poseer la facultad cuántica de liberar energía en forma mas o menos persistente y moderada, es decir tendencia a la entropía, pero no excesiva, puesto que la liberación rápida (como la hace un isótopo radiactivo) no permite que se desarrollen los mecanismos vitales. Además este mismo átomo debe tener cierta tendencia hacia el futuro, también con cierta moderación, pues si su avance en el tiempo es muy acelerado genera un envejecimiento prematuro, o caso contrario, una mayor tendencia hacia el pasado no permitiría el avance de la vida en el tiempo.

Posición teórica ideal de los componentes biológicos

Si entre los átomos que constituyen la materia viva existen algunos con exagerada tendencia a la inercia o proyección al pasado (lo que involucra una modificación en el eje energético del átomo y por ende en su libertad de acción) se afectan los mecanismos biológicos de los que participan, generando efectos no compatibles con la Energía Vida y dando origen al proceso llamado enfermedad.
Dentro de la orientación que debe mantener el átomo para participar de la actividad estándar es relativa, por que puede plantearse factores de compensación, para lograr una resultante adecuada.
Las moléculas del tejido vivo están constituidas fundamentalmente por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno: representaremos en esquema esta molécula, la posición temporo-espacial de cada uno de sus átomos y la resultante de la molécula.

Si uno de los componentes varía según su posición temporo-espacial, la resultante no poseerá mayores desplazamientos, pero cuando el número de componentes alterados es significativo, la resultante se ve comprometida y también su funcionalidad en el sistema biológico.

En esta molécula, la desviación del eje de un átomo de carbono y otro de hidrogeno no ejercen cambios significativos en la resultante.
En esta molécula la desviación hacia la inercia de varios átomos se ve reflejada en la resultante.
Así es como, para los sistemas biológicos, se manifiesta una tercera ordenada, que indica variabilidad que se imprime a la posición temporo-espacial en algún sistema y que implica los cambios de adaptación, o no, al medio. Es en realidad el condicionante externo, que al actuar sobre la sustancia orgánica le imprime un cambio en su posición temporo-espacial desencadenando un efecto generalmente adverso. Este condicionante, en el ser humano esta supeditado a un factor específico, que es el libre albedrío. Es decir que esta coordenada se modifica por las acciones energéticas que se liberan por nuestro accionar; la intencionalidad y la adaptación respecto al medio, donde la voluntad juega el papel de piloto.
Entonces, desde el punto de vista cuántico, un individuo de la raza humana se puede evaluar según la resultante de los elementos, sustancias, células, tejidos y órganos que lo constituye; en la proyección sobre seis coordenadas: dos en la horizontal que representan el pasado y el futuro sobre la variable Tiempo; dos sobre la vertical que traducen la tendencia a la entropía hacia arriba y la inercia hacia abajo y por último dos oblicuas, que representan las acciones y la variabilidad que estas imprimen respecto al pasado, presente, entropía e inercia. Esta variable está comandada en el ser humano por la voluntad, que es el elemento que diferencia un cuerpo de un ser.

Es menester aclarar que los diagramas en el espacio tiempo son cuadridimensionales, tema que esta fuera del alcance de nuestro entendimiento y que a los fines prácticos no difieren en mayor medida la interpretación que pretendemos dar al concepto de posición temporo-espacial por lo que continuaremos nuestra concepción de la materia viva en nuestro diagrama sobre tres variables. (Espacio, Tiempo y actitud).

Esta concepción de la posición ideal del eje energético en el espaciotiempo, para las sustancias biológicas, es variable según el tejido u órgano del que forma parte o de la función que le compete. Por ejemplo, los átomos y moléculas que forman el tejido óseo tienen una mayor tendencia a la inercia y menor propensión al futuro, por ello este tejido es más estable en el tiempo (aún después de la muerte biológica), en tanto que el tejido nervioso, con su sistema sensoperceptivo, está constituido por átomo con mayor tendencia a la entropía y al futuro.

De igual forma se interpreta con relación a la variable tiempo: Existen órganos o sistemas que tienen mayor tendencia hacia el futuro, como lo es el Sistema General de Histocompatibilidad (SGH), el que debe detectar en primera instancia las sustancias con que el organismo se pone en contacto en su interrelación con el medio ambiente, (y aún con anterioridad, pues la función de onda que la antecede le permite detectar con antelación un acontecimiento.
El sistema inmunitario se relaciona más con el pasado, pues su aparición indica vulnerabilidad de los mecanismos de defensa y nos refiere hechos ocurridos en el pasado (enfermedades o contagios).

Acción de los sistemas de transferencia de campos ultra sutiles

El sistema de TCUS, promueve su acción a partir de la creación de un campo interactivo, mediante la aplicación de un potencial fraccional sobre elementos transductores del mismo, efectuando un aporta de trabajo que rompe la condición de desorden o desequilibrio existente y gesta un nuevo orden a partir de la reorientación de cargas a nivel molecular y celular, basado en establecer un estado coherente y lógico de los electrones.
Toda actividad o transferencia de fuerzas obedece al traslado de electrones que viajan a través del organismo, si este pasaje es interceptado y/ o desequilibrado tenemos una patología, que se manifestará como disfunción.
Estructuralmente cualquier organismo biológico puede ser considerado como un ser compuesto de partes o elementos mecánicos resonantes. La condición de resonancia o de máxima vibración en cada órgano o parte está en la relación con su forma específica, tamaño y constitución, es decir, con su morfología e histología.
Por medio de la aplicación de un estímulo adecuado y de la frecuencia concordante, puede obtenerse entonces la singular resonancia de un órgano.
Establecido este concepto, cualquier disfunción o alteración orgánica sea cual fuere su etiología, es el resultado de una alteración en la condición de resonancia del o de los órganos de los campos respectivos.
Este sistema de TCUS es una configuración de sensores-emisores de campos capaz de transferir funciones lógicas sin contacto físico. Este sistema genera, conduce e intercambia con el paciente campos ultra sutiles modificando las condiciones se alta entropía en baja entropía. Al crearse un estado artificial mediante la generación de campos ultra sutiles, se establece un orden definido con dirección y sentido, cuyo movimiento migratorio se origine por afinidad de los respectivos átomos hacia los potenciales o efectores de los correspondientes transductores.
Al crearse un nuevo campo diferencial lógico, se establecerá por afinidad una orientación con dirección y sentido coherente en las partículas fundamentales y por consiguiente en átomos y moléculas, que se traducirá en una reversión de la patología. Ello estará acompañado de adecuación alimenticia y cambios de actitud.

Efectos con finalidades terapéuticas que se observan con la aplicación del Sistema de Transferencia de Campos Ultra Sutiles

A través de los resultados terapéuticos obtenidos en diferentes patologías, se pudo determinar que los sistemas generan un orden a partir de la emisión de campos interactivos; luego el propio organismo se faculta para desarrollarar su propio mecanismo de defensa. Así las alteraciones provocadas a nivel de las cargas polares en las células, normaliza el flujo informático de las mismas a través de la membrana celular con adecuación del caudal de biofotones (encargados de dar energía para la nueva comunicación).
La terapéutica de campos ayuda a adecuar la comunicación de las diferentes funciones, no admitiendo acciones solitarias; por lo tanto, creara vínculos inexistentes, que ordenaran las comunicaciones, reestructura el desarrollo de las formas, regula la neurotransmisión con eliminación de toxinas y efecto sedativo. Permite reordenar las posiciones témporo-espaciales del electrón que es uno de los constituyentes elementales de los órganos.
Los campos actúan sobre el sistema reticuloendotelial restableciendo el sistema neurológico con intensa fagositosis de detritos celulares y tisulares.
Las ondas fisiológicas son las que sostienen la vida permitiendo la comunicación celular, cuando las ondas son anormales, las células presentan alteración que emiten campos magnéticos anormales. Luego de las aplicaciones, las ondas anormales de células patológicas se transforman recuperando la memoria normal.
La estructura del átomo nos indica que entre el núcleo y los electrones existe un vacío relativo, pues contiene un campo que permite que se transmitan las fuerzas de atracción, repulsión, fuerzas gravitacionales, campos EM (llamado zona de campo cuántico).
El campo cuántico es el espacio que organiza la actividad de todo lo manifiesto. Es una energía muy sutil.

Resistencia orgánica al paso de la energía:

La medicina cuántica utiliza formas especializadas de la energía, para actuar positivamente sobre aquellos sistemas energéticos que pierden su equilibrio por el estado de enfermedad. Todos los organismos necesitan de una constante energética que origine un sinergismo, el ser vivo como un todo, es mas que la suma de sus partes. Esa fuerza introduce la organización en los sistemas vivientes, restaura y renueva constantemente el vehículo celular de expresión.

Conceptualización del hombre según la medicina cuántica

La revolución cuántica produjo un inevitable cambio en la visión del mundo y demostró que todo lo que está a nuestro alrededor está conectado por infinitos campos cuánticos, siendo los mismos los constituyentes de la materia que se conoce en el universo, por lo tanto el hombre no puede estar ajeno a ello.
La incorporación de este sistema terapéutico, en el diario trato con los enfermos portadores de diferentes patologías, nos permitió comprender al paciente como una unidad funcional, logrando con ello llegar a lo mas profundo de su Ser.
Es tarea del profesional analizar el "real" origen de la enfermedad considerando siempre al enfermo siempre en su totalidad y tratando de aprender su estructura básica de personalidad, objetivos, proyectos, sentido de vida, alimentación, duelos, relaciones laborales, familiares y aún más allá, en su interrelación con el universo y desarrollar todo su potencial creador.
Siguiendo esta conceptualización integradora del hombre, nosotros acompañamos al paciente en su poder de autorregulación, aumentando sus posibilidades de comunicación que lo leva a una más profunda comprensión de la vida, desarrollándose en armonía consigo mismo y con el entorno, potencializando sus condiciones naturales propias más aptas, para resolver eficazmente las circunstancias que hace a su diario existir.